lunes, 1 de marzo de 2010

Kithnos




Después del estupendo paseo por la Chora (nosotros le vamos a dejar este nombre que es el que más nos gusta y el que más se parece a la palabra Coro que parece ser el origen) llegamos alrededor de las 13,30h. y vimos que hacía solete, un viento ideal... y por qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy?

En menos de 30 min teníamos el barco listo para soltar amarras -se nos va notando la práctica- y poner la proa hacia una nueva isla: Kithnos

Algo más de 20 millas nos separan del destino; el primer tramo podemos hacerlo a vela pero pronto el viento desaparece y tenemos que echar mano del motor...

Esto está siendo una constante: días de fuerza entre 5 y 7 con viento normalmente de componente sur, un día con viento escaso, loco y rolón y vuelta a empezar; y claro, dentro de la oferta estamos navegando en ese día tonto y hay que tomarse las cosas como vienen: hay días con suerte que podemos ir casi todo el trayecto a vela, y otros que no!






La llegada al puerto la hacemos de noche; en la Pilot está muy especificado y no hay sorpresas; la bocana del puertecillo sólo cala 3 metros y Johan no quita ojo del profundímetro, yo ando atareada con las defensas y los amarres -cada día me pongo menos atacada de los nervios pero todavía...- y amarramos sin demasiado problema (claro!! el puerto es pequeño pero salvo los pescadores, estamos solitos y podemos elegir el lugar que más nos apetezca.


Según la guía no es el mejor puerto para el Meltemi, pero ahora estamos fenomenal; podíamos amarrar en la parte interior del pantalán o en la exterior, lo hacemos en el interior porque la previsión es de vientos de sur que nos empujan fuera del pantalán...





Y como siempre, el primer día en un puerto nuevo, preferimos pasarlo paseando por los alrededores sin alejarnos demasiado para asegurarnos que todo está bien.


En la guía se habla de unas aguas termales y salimos en su búsqueda





Encontramos aguas turquesas, aguas cristalinas, aguas increíbles... pero siempre frías





Y encontramos -como no- unas cabras pastando tranquilamente en la pradera... muy rural el paisaje de estos lares, por lo menos en invierno!




Al final de este camino encontramos una casa con una pareja charlando animadamente con sus vecinos, les preguntamos si hablan inglés y nos responden que desde luego -con fluidez y buen acento- y resulta que son un matrimonio que emigró a NY hace más de 40 años y que ahora que están jubilados pasan la mitad del año en la gran manzana y la otra en esta isla perdida, su hogar.


Son Alexis y Helení... pero a ellos dedicaremos un capítulo a parte, porque se lo merecen.


Resulta que las aguas termales están prácticamente junto al barco. Un pequeño caudal llega al mar desde el pueblo, a unos 40-50 grados, sin embargo como ahora el agua del mar está tan sólo a unos 15 grados, sólo en el momento de mezclarse crean una pequeña zona en la que el baño sería agradable... sin contar con el frescurri al salir... dejamos la experiencia para otro momento.


Y al día siguiente... ¡a la Chora!


La historia vuelve a repetirse: no hay bus, hay 5 km de distancia y está cuesta arriba... en menos de 10 minutos ya nos ha parado el coche de un pescador -nos ha visto en el puerto- que nos lleva hacia arriba!





De nuevo calles blancas, escaleras que suben y bajan, calles empedradas, rincones, plazuelas...





y ni un alma por la calle -el de la foto es Johan!- aun así nos gusta pasear en silencio, mirar, empaparnos de la tranquilidad que transmite todo...


Encontramos un bar abierto y disfrutamos de otro de esos cafés griegos, damos con una carnicería (difícil, no hay letreros, tienes que meter la cabeza en la tienda y ver si al fondo hay una nevera o alguna foto de ganado) y compramos un estupendo solomillo...


Y reemprendemos la vuelta al puerto, ya sabéis, caminando como si fuera lo que más nos gusta... hasta que alguien nos para!


En el puerto sólo hay un bar abierto -el que hemos visto en todas las guías- pero las mesas se hunden en la arena mojada sin que nadie venga a ocuparlas... esperando la llegada de las masas, esperando al verano!




Y nosotros dejamos que pasen los días, paseando, leyendo, haciendo amigos, mirando el mar





y haciendo trabajillos que nunca se acaban y para los que cualquier momento y lugar son buenos...




pero hoy lo vamos a dejar aquí, con el buen sabor de boca de una contemplación tranquila de ese mar que tanto nos gusta




4 comentarios:

Náufrago dijo...

No solo los paisajes si no las gentes que os váis encontrando hacen que vuestro viaje nos resulte fascinante.

Gracias

Anónimo dijo...

Que envidia pasear por esos pueblos empapandose de su verdadera esencia, sin hordas de turistas con rancio olor a protector solar.
Lo dicho, os envidio, eso si de forma sana.
Y mas adelante intentare acompañaros unos dias.
Un abrazo y gracias por vuestros relatos que hacen que nos evadamos de nuestra rutina soporifera.
Jordi y Sara

Anónimo dijo...

Simplemente queria daros la enhorabuena por la valentia de emprender un proyecto de ese tipo. Seguro que no habra sido facil desoir los bienintencionados consejos que os conducian a seguir con la rutina habitual.
Lo dicho enhorabuena, y disfrutar como lo estais haciendo, sois un ejemplo.
Tomas y Cristina

Anónimo dijo...

GRACIAS POR HACERNOS PARTICIPES DE ESTA FASCINANTE AVENTURA ¡¡¡¡¡:ESTE VIAJE QUE UDS ESTAN HACIENDO REALIDAD ES LO QUE YO SOÑE TODA MI VIDA.
NO SE IMAGINAN CON CUANTO ENTUSIASMO ESPERO PODER LEER LOS RELATOS DE SILVIA,SON UN BALSAMO PARA MI Y HACEN QUE OLVIDE POR UN MOMENTO MIS PROBLEMAS COTIDIANOS.
UN GRAN ABRAZO
VIVIANA.