jueves, 13 de mayo de 2010

Kalymnos

Después de disfrutar de un desayuno con el arcoiris en el cielo, más o menos tempranito, ponemos rumbo a Kalymnos para hacer nuestra entrada en el Dodecaneso y decir adiós -aunque sólo por unos días- a las Cicladas.

Las islas más famosas del Dodecaneso son Rodas y Kos; nosotros empezamos un poquito más al norte por lo tanto "perdiéndonos" lo mejor. Tal vez en otoño, después de visitar Estambul, cuando pongamos rumbo al sur para buscar un lugar cálido en el que pasar el invierno (estamos barajando la idea de ir a Jordania!!) podamos conocerlas, pero de momento vamos a hacer un círculo camino de las Espóradas y esta es nuestra mejor ruta... así que ¡hacia Kalymnos!

Desde que empezamos a navegar a finales de enero, no hemos tenido ni un sólo día de lluvia... pero algún día tenía que llover ¿no?

Afortunadamente el viento sopla alejando la tormenta de nuestra ruta; ponemos proa al nubarrón y Johan calcula -y calcula bien!- que nos pasará sin problemas así que ni siquiera nos mojamos más allá de cuatro gotas, lo justo para buscar el traje de agua y vestir de verdaderos marineros por un ratito.




Y con ese cielo tan especial y tan bonito que deja atrás la tormenta nos aproximamos a Kalymnos

Algo menos de 30 millás, todas a vela, con un buen viento entrando por la aleta hacen que la travesía sea perfecta, pese a las cuatro gotas, no como la de un barco holandés con el que nos cruzamos y charlamos un rato a través de la radio y que tienen que ceñir un largo camino...




Y al fondo adivinamos las casitas que ya no son blancas y azules!



Cuando entramos en la zona del puerto... nada cuadra con el dibujito de nuestra guía; supuestamente hay una nueva marina que en realidad no existe aunque sí hay nuevos amarres para yates-que sólo veremos más tarde al pasear a pie- en un lugar que según la Pilot es para pescadores; total que vemos dos veleros abarloados a un muelle y para allá que nos vamos

Defensas preparadas, amarres por todos los lados -que nunca se sabe si acabarás del derecho o del revés y yo me pongo de los nervios si no tengo todos los cabitos preparados!- y apuntamos a un huequito

¿cabe ahí el Alea?

El que será nuestro nuevo vecino -con un barco con bandera sueca- nos dice que es OK; le decimos que medimos 44 pies y el mide (dando pasos que nos parecen un poco chiquitajos) y dice que hay 15 metros de espacio (nosotros hacemos 13.40). Entramos de proa porque él nos ayuda con los amarres pero nos entendemos regular (queremos que fije el cabo pero nos lo devuelve, el utiliza otro bolardo del que nosotros queríamos) y vamos haciendo como podemos.

Al acabar la maniobra vemos que nos han sobrado unos 25 cm delante y otros tantos detrás, no hemos amarrado el barco, lo hemos empotrado!!!

echamos un poquito atrás la motora que hay a nuestra popa, el sueco adelanta unos centímetros y listos para tomar la cervecita con cacahuetes que nos hemos ganado, aunque a mí me apetece más una tila.


la foto está tomada al día siguiente, con nuevos vecinos y un poquito más de espacio!



Las vistas son muy distintas a las que estamos acostumbrados en las últimas semanas: estamos amarrados junto a una carretera por donde circulan motos y más motos, coches, autobuses... el ruido nos deja un poco atontados, pero es lo que tiene ir descubriendo nuevos lugares, que no todo puede ser vivir con el sonido de las cabras de fondo.




Mientras estamos comiendo en el salón podemos ver la gente paseando por la calle y mirando los veleros con curiosidad; un grupillo se para frente al Alea y golpea suavecito el casco, posiblemente estén discutiendo si es de acero, de aluminio, de poliéster...

Johan saca la cabeza y saluda, los pobres se quedan un poco descolocados y empiezan a disculparse pero pronto los puedo oír charlando amistosamente y al cabo de unos minutos Johan asoma la cabeza para decirme que esa noche estamos invitados a cenar en un pueblo del interior que se llama Ellies... que si tal bus que si cuál hora...

Estamos en casa de Marie, canadiense casada con Georgios, un griego, que pasa medio año en su país y medio año en Kalymos y que ahora ha recibido la visita de dos parejas también canadienses que pasan 15 días en su casa.

Con una mezcla de francés (son todos de Quebec), inglés, griego... pasamos una noche estupenda y desde luego completamente fuera de lo previsto al levantarnos; si quieres, cada día puede regalarte una sorpresa.

Dos días más tarde vendrán todos al Alea a cenar la ya tradicional tortilla de patatas (aquí estoy esperando una subvención del Ministerio de Turismo por promocionar la comida del país entre las gentes del mundo) y entre risas, vino y ouzo, quedamos para vernos en un par de años en Canadá ¡quién sabe!!



En Kalymnos nos quedamos 5 o 6 días, no es en absoluto una de las islas que más nos hayan impresionado, pero nos gusta pasear, conocer y si miras bien, todo tiene su gracia




Hay un pequeño museo -sólo abre por las mañanas hasta las tres de la tarde y la entrada es libre- tiene un montón de terracitas con vistas al mar, iglesias que visitar, colinas que subir y bajar


En toda Grecia y en todo este tiempo nos hemos acostumbrado a ver a toda una familia en una motocicleta y en el 95% de los casos sin casco, pero nos llamó mucho la atención ver lo bien que se adaptan los turistas a las costumbres del lugar (en la foto una familia francesa)



Aprovechamos que hay numerosos comercios y que se puede encontrar casi de todo para hacer una nueva funda para la vela (como los carriles Harken hacen que la mayor acabe con una pieza de inox, la funda original se había rasgado y Johan ha cosido una nueva y ha conseguido que le pongan un refuerzo de cuero en el lugar que roza el inox), hemos llenado las botellas de gas (hay una empresa que rellena las botellas... unos 3km en bicicleta) y hemos ido de excursión en autobús a varios rincones de la isla

En resumen, que de momento el Dodecaneso no nos ha impresionado demasiado... pero aun nos quedan muchas islas por descubrir y los días aquí han sido divertidos.

Seguimos sin pedirle más a la vida!



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Info para navegantes

  • el puerto no se corresponde con lo que aparece en nuestra guía ni en nuestro plotter, vale la pena buscar información actualizada.
  • Hay luz y agua en los amarres pero no funcionan; nos dicen que a primeros de mayo todo está en marcha: hay servicios y se paga por la marina; como nosotros estamos ahí a finales de abril, ni una cosa ni la otra
  • Hay comercios para comprar casi de todo (desde alguna náutica, supermercados, telas...)
  • Puesto que el gas se compra rellenando las botellas es un buen lugar para llenar las botellas de campingaz (también las de gas griego, of course) que no hay como conseguir por estos mares.
  • La marina está bien protegida y tuvimos vientos importantes sin problema alguno
  • La bahía de Vathi que aparece como un reclamo por su buena protección para el viento del norte, apenas tiene calado y espacio para muy pocos barcos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola chicos!!!!Es verdad que no se parece a las islas que estabamos acostumbrados a ver,pero por esto mismo tambien tiene su encanto.Buenisimo conocer gente y relacionarse tan rapido!!es una de las cosas que rescato,ademas de los hermosos paisajes!!.Me parece barbaro eso de planificar el viaje buscando siempre el calorcito!!no pierdo las esperanzas de reunirme en algun lugar con uds!!.
un beso grande a los dos!! y sigan dejando que la vida los sorprenda!!!!.
VIVIANA