miércoles, 5 de enero de 2011

Alonissos, 3ª parte


Después de estas aventurillas, pusimos rumbo a Rousoumi, pero antes, vimos un lugar encantador con un velero italiano (ancla y amarres a las rocas también). El sitio era increíble así que decidimos robarle la privacidad al italiano y pasar la noche allí ya que la previsión era de poco o ningún viento.

Antes del anochecer ya éramos cuatro veleros.




Para hacer firme a popa había que amarrar a una roca que más que una roca era un islote y para allá se fue Sergio.

Amarrado el cabo, escaló a la isla ¡y la conquistó!




Bautizada como Albahaca -que Perejil ya hay una- la ofreció a la princesa Marta que desde entonces es la señora de aquellas... tierras



Semanas más tardes volvimos a nuestro rinconcito -desde entonces lo hemos visitado cuatro veces y nunca más hemos coincidido con otro velero, ha sido nuestro pequeño espacio privado






y fue Enrique quien nadó para amarrar. Como estábamos solos pudimos elegir una roca-isla más pequeña... que Enrique escaló y conquistó para poder ofrecérsela a Leire, que desde entonces es la dueña y señora de Leirike



¿qué tendremos dentro que nos lleva sin pensar a ir por ahí conquistando lo que encontramos salvaje y sin dueño? ¿qué regirá nuestro corazón para que lo primero que hagamos con nuestra conquista sea hacer de ella una ofrenda de amor?



Pero filosofías a parte, en esta cala todavía nos pasó otra cosilla, esta vez con nocturnidad y sin luna.

La previsión de tiempo no era mala pero a eso de las 23'30h el capi salió a la cubierta y se quedó muy quieto, como oliendo el tiempo. Como ya nos vamos conociendo, salí y le pregunté

  • nos tenemos que ir ¿verdad?
  • Creo que sí -me contestó- pasa algo raro, ni una brizna de viento y un silencio que no es normal.

He aprendido a confiar en estas corazonadas -o lo que quiera que sean- y llamé a las chicas que nos acompañaban.

¡nos íbamos de allí!

Me puse el bikini, dos chicas a los amarres, una ancla... motor!

La noche era oscura y había que desatarse de la roca; con un frontal y nadando como un caniche (que el frontal no es estanco) nadé hasta deshacer los nudos y salimos de allí.

En menos de cinco minutos teníamos viento de 25 nudos con rachas que nos habrían puesto en un aprieto si hubiéramos seguido fondeados.

Si había sitio en Rousoumi nos quedaríamos allí, si no iríamos a Peristeri, una hora de camino, pero apuesta segura, es un fondeo excepcional.

Tuvimos suerte y antes de decir Amén estábamos de nuevo fondeados pero en un lugar resguardado y seguro.

¿quien dijo que esto del velero es aburrido?






No hay comentarios: