domingo, 30 de enero de 2011

Meteora

Algunas veces en la vida tenemos sueños (más o menos sensatos, más o menos razonables) que pueden ser hacer esto o aquello o visitar tal o cual lugar del que nos hemos hecho una imagen poco menos que maravillosa en la mente

Eso me pasaba a mí -vayan ustedes a saber por qué- con los monasterios de Meteora

Desde luego que no son el único sitio al que soñaba llegar algún día, soy una mente inquieta, y también es cierto que muchas veces cuando llegas al lugar soñado te llevas una "desilusión" (es el precio de mitificar las cosas) y que pese a ello no renuncio a seguir persiguiendo ilusiones

La cuestión es que Meteora no está precisamente de paso en ninguna ruta que se haga con un velero (el lugar más próximo en nuestro caso para escaparnos era desde Volos) y se dió la circunstancia de que si inicialmente entendimos que Volos era un buen lugar para recoger a nuestros visitantes al final resultó que llegar directamente a las Esporadas era mejor plan -lo que me alejaba irremediablemente del sueño- pero a veces la vida se conjura en favor de uno... y en esas ocasiones hay que dejarse llevar

Esperábamos la llegada de Rosa y Francesca y ellas dijeron "nos vemos en Volos" y nosotros dijimos "tenemos tiempo sobrado de llegar, por qué no".

Hicimos una travesía agradable desde Skiathos y llegamos a Volos que no nos pareció una ciudad especialmente atractiva pese a que pudimos "robarle" alguna imagen bonita.




Los amarres más céntricos estaban reservados para los lugareños (nada que objetar) y nuestro lugar resultó algo problemático (hasta tres veleros depositaron amablemente sus cadenas y anclas sobre la nuestra... nuestra salida de Volos fue memorable; aun se deben acordar del velero naranja)


Pero estábamos cerca de Meteora; llegaron Francesca y Rosa y les propusimos un día de excursión tierra adentro y con una sonrisa dijeron que sí (pensé que también debía ser para ellas una meta llegar a Meteora, después descubrí que no era así, sencillamente la sonrira abierta forma parte de sus vidas!) y alquilamos un coche y pusimos rumbo a los monasterios

No tengo mucho que explicar, porque me quedé sin palabras

Esta vez no hubo espacio para el desencanto

Esta vez pase el día con la boca abierta... y aun no he podido cerrarla del todo

Ahí os dejo unas imágenes, y vosotros opináis
































seguimos en ruta, persiguiendo sueños


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