viernes, 15 de julio de 2011

Monemvasia

Pues aquí estábamos de nuevo, a eso de las 18h, repeinados y listos para salir corriendo y visitar la ciudad de Monemvasia antes de que se vaya el sol!

Por el camino nos encontramos con unos pulpos que nos invitaban a cenar pero hicimos la vista gorda y seguimos rapidito hacia nuestra meta, claro que -recordando que estábamos en Grecia y todavía no era temporada alta- pensamos que tal vez lo del autostop todavía nos funcionaba y agilizábamos la cosa.




Ni un minuto necesitamos para que una pareja de estudiantes nos llevara hasta la mismísima puerta de la ciudad vieja que nos recibió con sus mejores galas y la primavera brotando de entre las piedras.




Monemvasia es una de esas ciudades/lugares que te despierta una terrible necesidad de saber más y como esto del internet es una maravilla, pues después de la visita nos ilustramos un poco sobre el lugar.

Se conoce como el Gibraltar griego porque es un prominete peñón de 1.8 kilómetros de longitud que en el siglo IV quedó casi separado de la costa a causa de un terremoto, unido por un itsmo; de ahí su nombre que significa "de un único acceso"

El peñón ha estado poblado desde muy antiguo y ha sido sometido a los ataques de los diferentes pueblos que han ido conquistando y perdiendo estas tierras a lo largo de los siglos, alcanzando su esplendor en la época bizantina.

La distribución de Monemvasia seguía la típica de una ciudad bizantina fortificada, con una ciudadela en su punto más alto y dos líneas de murallas más abajo que dividían la ciudad en dos: la parte alta y la baja. La zona alta de Monemvasia era el centro administrativo y en ella vivía la aristocracia. La parte baja, situada en una pequeña terraza al borde del mar, era la zona comercial y en ella se encontraban los talleres y las casas de los comerciantes y marineros. Los comercios ocupaban la calle central, como siguen haciendo hoy en día. En la parte suroeste de la isla, fuera de las murallas, también existía un pequeño asentamiento.

Años más tarde fue objeto de luchas y ocupaciones por parte de los cruzados, se resistió a la conquista de los otomanos (fue la última ciudad en ser tomada por los turcos), estuvo bajo el dominio de los venecianos...

En 1821, durante la Guerra de Independencia Griega, Monemvasia, la última fortaleza que sus antepasados habían rendido a los turcos, se convirtió en la primera fortificación que los griegos recuperaron. Como siempre, la única forma de que los ocupantes de la roca se rindieran fue esperar a que se les acabara la comida después de un sitio de cuatro meses. De esta manera, el 1 de agosto, Tzannetakis Grigorakis entraba en la ciudad al mando de su propio ejército privado. Tras la toma, algunas de las familias griegas que habían huido en 1770 volvieron a la ciudad, pero, pese a este retorno, la ciudad no recuperó la gloria ni la importancia pasada.

Desde 1911 la parte alta de la ciudad quedó deshabitada y en 1972 sólo unas 30 personas habitaban la parte baja; sin embargo -gracias al turismo- hoy hay casi un 100 de habitantes que han restaurado algunas casas (si bien la mayoría están dedicadas a restauración y pequeñas tiendas de souvenirs) y la ciudad vuelve a tener algo de vida.

Después de todo este tostón (la fuente es www.cabovolo.com) os cuento cómo fue la Monemvasia que nosotros nos encontramos

Nos recibió una callejuela llena de bares y tiendecitas pero con un ambiente muy tranquilo, como respetuoso del entorno natural en el que se encontraba



Y dentro del recinto más de 25 iglesias mejor o peor conservadas



te las encontrabas en cualquier esquina por la que se perdieran tus pasos



Con reminiscencias de las distintas culturas que hay ido ocupando el lugar




Saludando al mar y transmitiendo toda la paz del mundo



y después callejuelas, rincones, casas que se vienen a bajo, casas restauradas




flores cuidadas en las entradas



mesitas en las que hacer un alto en el camino




rincones donde lo normal parece ser hablar en un susurro



verdaderas postales


Nosotros elegimos una terraza con buenas vistas al mar que es lo que más nos gusta y casualmente nos encontramos con la pareja que nos había subido en coche; charlamos un buen rato con ellos -estudiantes universitarios- sobre la situación del país, el sistema de estudios... una buena forma de ir conociendo el país que ya es casi nuestra segunda casa



y para que veáis que un entorno tranquilo invita a la tranquilidad y la confraternización, en Monemvasia hasta los pajarillos se muestran tranquilos y confiados y vienen a compartir la tapita de nachos a la mesa




Y ¿con qué me quedo yo de Monemvasia?

sin duda con sus tejados.......




seguimos en ruta, descubriendo pequeños paraísos!

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