lunes, 17 de agosto de 2015

Adiós al Estrecho de Magallanes

El entorno de Nocht era tan espectacular como dicen las guías -aunque a nosotros nos gustó más Mostyn- pero seguía haciendo buen tiempo y sabíamos que sólo por un par de días más (es genial tener una buena meteo para programar): Miguel nos había dicho que venía temporal del Este -según las guías un viento poco frecuente... no tano en invierno según nos cuentan los pescadores- y teníamos que estar a buen resguardo. Ante la posibilidad de adelantar un poco mientras pudiéramos o parar en Nocht por una semana, decidimos salir.


Hemos aprendido que por estos lares, en estas épocas del año, o no hay chispita de viento o hay vendabal... nos parecía perfecto que el tiempo siguiera calmado -todavía- y nos planteamos llegar hasta caleta Mussel (53°36'7S 072°19'0W) en la isla Carlos III tras superar el Paso Tortuoso y a mitad del Paso Inglés, otros dos puntos en los que las guías avisan tener en cuenta las mareas (especialmente al final del paso Tortuoso hay un punto llamado Crosstides donde supuestamente confluyen dos mareas y provocan torbellinos, de ahí el nombre).


Nosotros analizamos las tablas de mareas que nos da el Plotter con las cartas de Navionics, sabemos de barcos que tienen programas descargados de internet con la misma información, lo ideal es disponer del libro de Shoa de mareas de la Armada chilena ya que contempla de forma específica los pasos más complicados.


Llegamos a las inmediaciones del paso Tortuoso algo temprano así que nos dedicamos a flotar un ratito: la idea era no pasar antes de la plea porque supuestamente al pasárlo nos íbamos a encontrar con la marea contraria si lo navegábamos justo en el momento del cambio de marea íbamos a tener la corriente a favor para llegar y para continuar.

De nuevo, al pasar en un paso angosto, toca avisar en la radio a las embarcaciones por si alguien está planeando el paso al mismo tiempo (¡me encanta dar avisos por la radio con toda la jerga de siglas y formalidades!). Radio Tortuoso -un puesto de radio habitado de forma permanente - contactó con nosotros para preguntar por nuestros datos (es una formalidad que se repite y repite); además nos volvieron a preguntar por el velero de NZ, seguimos sin noticias, esperamos que aparezcan por cualquier esquina sanos y salvos. También había un buque de la armada en la zona haciendo tareas oceanográficas, en nuestra derrota tres mercantes y vimos un buen número de pescadores: solos no estamos.

Pasamos el Tortuoso, pasamos Crosstides y sin novedad... bueno, la novedad fue que la corriente del otro lado no nos era favorable como teóricamente cuentan los libros y para semejante regalo no teníamos que haber esperado flotando del otro lado, pero en fin; cosas del navegar.



Llegamos al fondeo a buena hora, todo a motor, todo tranquilo, en Mussel hay por lo menos tres puntos posibles de fondeo, elegimos el más alejado ya que nos permitía fondear solo al ancla -la noche se presentaba tranquila- y eso nos permitía madrugar, recoger fácil y llegar a la hora al paso O'Ryan.


En Puerto Montt, los amigos de Meer Bear nos habían pasado una lista (larga) de fondeos en los que no era necesario echar cabos a tierra, su opción preferida.



Unos días más tarde coincidimos con los del Anne Caroline que nos dieron una lista de fondeos en los que era posible atarse utilizando cuatro cabos.



A nosotros, allá en el punto de salida, nos pareció que lo mejor era un fondeo donde pudieran echarse dos cabos a los árboles, que la opción del ancla libre podía ser escasa y la de los cuatro cabos exagerada.


A día de hoy, ocasionalmente se agradece lo del ancla libre y el borneo -es más rápido y fácil, tanto al llegar como al partir- pero la verdad, mi lista favorita es la de los fondeos con cuatro puntos de sujeción. Adoro estar atada, fija, segura... no importa el trabajo que conlleve.


Alguien nos preguntaba sobre las mareas y los fondeos. Sobre lo primero vamos explicando en cada paso comprometido. Sobre lo segundo; todo el mundo viaja con dos o tres guías y a ellas nos ceñimos (no tenemos tiempo de ir experimentando aunque ganas no nos faltan) pero ni siquiera el hecho de que un fondeo aparezca ahí publicado es una garantía: a veces no es tal cual lo dibujan (hemos estado en sitios en los que sobre el papel el barco debía quedar empotrado en un entrante del terreno y en verdad hemos tenido que usar unos 80 metros de cabo a cada banda), o son buenos para los vientos predominantes pero no para los que a tí te tocan, o son aptos para veleros con menor calado que el tuyo. Las guías son una ayuda sin la cual no sé si querríamos navegar por la zona, pero la experiencia que dan las millas y el sentido común, son siempre buenos aliados.

En Mussel pasamos una noche tranquilísima (mar como un plato) acompañados por montones de patos. Son un tipo de pato que aquí se conoce como Quetro y en las guías aparecen como “patos vapor” porque no alzan el vuelo sino que avanzan -la mar de rápido- con una rotación de las alas (tipo natación mariposa) que recuerda a los barcos a vapor del Mississipi! Son -desde ya- mi nuevo animal favorito (la lista es larguísima).



Dejamos atrás el fondeo para llegar hasta Murray a la entrada del Canal Acwalisnan (o canal Pedro) y dejar atrás el Estrecho de Magallanes que tan bien nos ha tratado.

Para ir desde Magallanes hasta el sur hay tres pasos: Santa Barbara, Acwalisnan y Magdalena. El oficial es el último aunque el segundo está abierto a los veleros desde hace un tiempo. La ventaja de Acwalisnan es que se puede navegar en un solo día, la desventaja es que tiene un paso angosto (el más angosto y correntoso que hemos pasado en toda la Patagonia) difícil de navegar y definitivamente peligrosillo; aquí sí es importante pasar con la marea muerta.



Como el día se nos daba bien, llegados a Murray decidimos avanzar un poquito más aunque justo la corriente se nos acababa de girar en contra. Avanzando a 3'5 millas llegamos hasta caleta Félix (54°01'3S 071°41'4W) y dedicimos que era suficiente. De nuevo al ancla y de nuevo el mar como un plato.



Para el día siguiente quedaban dos retos importantes:

1. pasar la angostura: iba a tener su complicación porque la recomendación es hacerlo con la estoa de la alta y nosotros tendríamos que hacerlo con la baja porque era la única que teníamos disponible con luz del día.
2. encontrar un buen fondeo protegido para vientos del E, absolutamente poco habituales en verano, pero que nos llevaban acompañando días y que iban a soplar hasta los 50 nudos; los vientos del Este que no están especialmente contemplados en las guías por ser poco comunes en la época en que la mayoría de veleros surcan estas aguas.

Así que tocaba un buen vinito, una pizza casera para reponer fuerzas y un buen descanso. De todo eso hubo, sin duda.


1 comentario:

Jorge Mora dijo...

Que ganas de que lleguéis a puerto y tengáis buena conexión a internet para poder ver alguna foto de la travesía...!

Seguir disfrutando!