domingo, 3 de abril de 2016

Canal Acwalisnan



     Seguimos con las crónicas desde unos días de otoño que -la verdad- nos hacen añorar el invierno de nuestro descenso por estas mismas aguas: llueve mucho y el viento acompaña menos, pero es bonito ver las distintas caras de un mismo lugar.

     Nos quedamos a las puertas del paso Ryan en el canal Acwualisnan. Teníamos que pasar con marea muerta y los cálculos nos daban a las 16,17h. Salimos con tiempo de que la corriente nos hiciera ir lentos. Como no fue así nos tocó flotar un ratito antes de llegar puntuales a la cita, ni rastro de las turbulencias locas que recordábamos, fue un paso tranquilo y sin más.

      Seguimos zigzagueando el canal con un cielo amenazador sobre nuestras cabezas; a ratos cae algún chubasco, Johan vigila las nubes como si pudiera leer el cielo. Vamos con unos metros de génova y el motor. Al doblar una curva ven una nube negra, negra que les pasa por la popa -yo, como siempre, estoy entregada a la cocina en el interior- y de repente todo se pone patas arriba. El barco escora (muuucho), la tabla de cortar con la que estoy trabajando sale disparada contra las puertas de la cocina, se abre el armario y todo vuela. Saco la cabeza. El viento es brutal, !está nevando!, la génova va loca, el barco escora y el ruido de la situación es insoportable. Suelto lo que tengo en la mano (un cuchillo!) y subo a ayudar. Johan intenta controlar la situación lo más rápido posible: recoger génova, estabilizar, comprobar que todos estamos bien... y el viento desaparece.
Iban a hacer un bordo y en ese momento la nube negra que nos había pasado por popa se encontró con una pared vertical y decidió cambiar rumbo y seguir la corriente del agua, nos pilló de pleno en su trayectoria. Con la fuerza del viento Diego perdió el cabo del génova de las manos y con la mala suerte, que siempre llega en paquetes grandes, el cabo no tenía el ocho al final (lo comprobamos a menudo, pero, alguien jugando al as de guía debió deshacerlo en algún momento...) así que la vela salió disparada con la racha. El anemómetro ha marcado 57,7 nudos a los que hay que sumar nuestra velocidad -la racha de unos 10 minutos ha llegado a 65, más de 60 mantenidos- y un pedacito de protector solar de la vela se ha hecho jirones. Sin más novedad. El resto del día se nos va en comentar la jugada. Si estos chicos querían saber lo que es navegar, están teniendo un poco de todo! Todo es tranquilo hasta que alcanzamos el fondeo de Hidden, ya en el Magallanes. Es un rincón muy protegido en una hendidura de más de una milla. Echamos cabos a tierra y nos vamos a dormir después de la peli. Como dice Johan: podía haber sido mucho peor.

24 de marzo

      Pasamos el día en Hidden. Nuestros amigos no paran de explorar buscando un buen rincón para hacer una barbacoa (un asadito que dicen ellos como buenos argentinos) pero la lluvia no nos quiere dejar ni un solo día. Al final toca hacer la carne al horno. La convivencia a bordo es perfecta. Se nos van las horas charlando de veleros, de vivir a bordo, de cómo, de cuánto, de lo bueno y lo menos bueno, todo con un vinito por aquí, unos aperitivos por allá...

25 de marzo

      Dejamos atrás la caleta Hidden -que nos ha parecido un lugar recomendable- y ponemos rumbo norte. Estos días ¡milagrosamente! el viento es, flojito, pero del NE, algo inaudito, estupendo para ir hacia el Pacífico y menos bueno para subir a Punta Arenas; parece que quien mueve los hilos de la meteo se divierte a nuestra costa. Salimos con la luz del amanecer y hacemos millas a ver a dónde llegamos. Decidimos parar en caleta Bouganville que parece bonita y protegida. Ahora que hemos doblado este cabo tenemos la seguridad de que vamos a poder dejar a nuestros amigos a tiempo de que puedan volver sin problemas a sus trabajos así que nos relajamos y disfrutamos del lugar que -como todo el sur- es lindo, lindo sin más!

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At 30/03/2016 13:45 (utc) our position was 53°15.44'S 073°22.23'W

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